12.5.19

civismo y debate





En unos tiempos en los que la confrontación política se ha convertido en un escupidero de bilis es un placer presenciar un debate civilizado y de altura.

Bill Maher es un izquierdista con veleidades libertarias y algo elitista; está adscrito al Partido Demócrata. Ben Shapiro es referente del pensamiento conservador, un judío ortodoxo y poco amigo de modernidades; forma parte del Partido Republicano.

El primero invita al segundo a su programa y vemos cosas que por estas latitudes resultarían extrañas.


Maher recibe con amabilidad a Shapiro, que responde con agradecimiento. Ríen y se elogian. En todo momento se ve que hay respeto y que consideran al otro un interlocutor legítimo. Maher no permite que la audiencia sea descortés con su invitado.

No hay exhibición de superioridad moral por ninguna parte. Tratan de encontrar primero los puntos de acuerdo; luego se centran en aquellos sobre los que discrepan, y a veces lo hacen con pasión, pero sin perder las formas. No asumen que el otro tiene mala intención moral, simplemente está equivocado por falta de perspectiva.

Es un diálogo interesante, fructífero y fluido. Llegan a replantearse sus posiciones iniciales, evidenciando que han sido permeables. No ha sido una mera declamación de discursos preparados, como en los casos en los que da sensación de que ha sido innecesario sentar a uno frente al otro porque solo venían a escupir lo que se traían preparado de casa.

Ambos son profundamente críticos con sus propios partidos (Shapiro llega decir que no votó por Trump, al que tilda de bobo) y no pasa nada. Son conscientes de que la política no debe ser sectaria. Ambos reprueban los comportamientos antidemocráticos de sus propios correligionarios.

Shapiro tiene a gala ser conservador y religioso sin que tenga que pedir perdón por ello ni justificarse. Maher no le ningunea por ello.

Aunque este encuentro es breve y no hay un gran despliegue argumentativo, en otros vídeos que tienen por separado se puede comprobar que ambos tienen una gran formación intelectual, buena capacidad retórica y un impagable sentido del humor. 

En solo un año llega a las casi ocho millones de visualizaciones, demostrando que hay interés por este tipo de contenidos.

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