Recuerdo
cuando me avisaron de que la abuela había muerto ¡no! con noventa años iba a
estar preñada ¡qué mala era! mató al abuelo, la jodía, ella lo denunció, con
dos condenas de muerte y sí, señor, en el monte está, yo le llevo, nosotros
huérfanos y creciendo con esa hija de puta ¡vaya infancia! era muy beata, eso
sí, nos daba con la vara para que viéramos lo que es sufrir martirio, y a la
pobre María, para un novio que se echaba y la vieja diciéndole que vaya sarnoso
se había traído a casa, delante del chico, que huyó, y la María llora que te
llora, la machacó, que eres fea, que no vales para nada, y la María con unos
sollozos, luego a la vieja cabrona le da un infarto y se queda inútil, y que
tenemos que cuidarla, que se lo debemos, que con lo que ella ha hecho por
nosotros, yo me apunté corriendo voluntario y a Melilla, no pasó nada, eso es
de hombres, pero la pobre María, mujer y solterona, a pringar, a meterle comida
en la boca la vieja, a limpiarle el culo, y la vieja con insultos todo el día,
que esto está mal, que no me extraña que no encuentres marido, so fea, so
inútil, y María llorando, sí, recuerdo cuando me avisaron de que la abuela
había palmado, María dijo que fue por la tormenta, que un viento de desgracia
había entrado por la ventana del baño, empujando a la abuela y desnucándola, y
el benemérito, pues vale, eso pongo en el informe y tan tranquilo, la verdad es
que no tenemos ventana en el baño, claro, que no seré yo quien lo mencione, la María
ya no llora.
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