1.10.19

martes

Abro un cajón en casa de Charlie buscando unas tijeras.
Encuentro documentos sobre un donativo a unas religiosas del Perú. Resulta que sin decírmelo mi amigo está mandando dinero para que abran un centro sanitario en los Andes. Da la sensación de que lo está pagando él solo, ya que va por los seis mil euros en tres años. Hay fotos de niños indígenas, monjas sonrientes y cartas de agradecimiento.
Justo al lado, en el mismo cajón, también veo condones, vaselina, bolas chinas, esposas y una fusta.
Somos una generación que debe su educación sentimental a Luke Skywalker y a Rocco Siffredi. Cierto eclecticismo era inevitable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se que generación lo tiene peor, entre ser un héroe y un superfollador o ser un buen comunista de aspiraciones redentoristas y con el amor libre como meta, no veo mucha diferencia práctica en el dia a dia de Leganes. A cada uno sus mitos y para ser buena gente siempre hay una oportunidad.

anonimo dijo...

Esa separación entre sexo y cariño que no acabamos de resolver, y nos lleva a laberintos de abuso y de no es no,y a inhibiciones que nos destrozan la vida. Imaginar a las monjas ax
asexuadas y no voluntariamente ayunadoras y sufrientes,y a los niños encantados con su futuro de pobres agradecidos, porque nos enviaba una foto estilo Facebook,ayuda a vivir con afecto hacia nosotros mismos, mientras seguimos sin resolver el dilema entre puta y decente.Buscando nuestra propia síntesis.