23.4.18

El eurocentrismo de Hegel



Germán Arciniegas (1900-1999) fue uno de los grandes intelectuales colombianos del siglo XX. Sus conocimientos eran oceánicos y escribió docenas de libros en su por poco centenaria vida; sin embargo casi toda su obra y actuación pública gira en torno a único tema de la región latinoamericana y a la defensa de su centralidad en la Historia frente a las hegemonías eurocéntricas. Por supuesto odia a Hegel; sus invectivas contra él son constantes. Y no es el único. Hegel ha gozado de mala reputación fuera de Europa, y aun dentro. Se le considera un claro ejemplo de arrogancia e imperialismo cultural. Y estas acusaciones se trasladan, como veremos, a Marx.

Debido al peso intelectual que tenía Arciniegas, su anti hegelianismo no podía pasar desapercibido en el mundo académico del país. Danilo Cruz Vélez (1920-2008), que es tal vez el filósofo colombiano más importante del siglo XX, tendrá que confrontarse con él. En los cinco tomos publicados hasta ahora de su Obra Completa, hay variados textos referidos a este tema, que además están escritos en algunos casos con varias décadas de diferencia.

Cruz Vélez quiere salvar a Hegel ante los ojos americanos, tal vez para poder salvar también a Marx. Y lo hace en varios textos. En el Tomo II aparece el ensayo “Hegel, la madurez de Europa”, donde hace una magnífica exposición de lo que Hegel entendía por Historia de la Filosofía y cómo desde ahí está justificada de alguna manera la grandilocuencia hegeliana. El pensador prusiano fue el primero en incorporar todo el pasado filosófico a su propio sistema. Todos los sistemas previos le parecían legítimos porque todos eran transitorios y estaban destinados a ser superados hasta llegar a la culminación de la metafísica en Espíritu Universal consciente de sí mismo, que el sistema hegeliano encarnaría. Hegel se veía a sí mismo como el fin de una Historia que se inició con los griegos, y a la que sucederían nuevos y diversos horizontes. Consideraba que había integrado y ordenado toda la tradición metafísica occidental, así que tampoco era tan disparatado verse como una culminación. Marx, por cierto, compartía esta visión, solo que sin reconciliarse hegelianamente con el pasado, que le parecía un páramo de injusticias. Todo esto deja fuera, claro, los territorios sin metafísica y lucha en la que el Espíritu Universal se reconcilie consigo mismo.

En el Tomo IV hay varios artículos que se publicaron en El correo de los Andes, la revista de Arciniegas, y que son un diálogo explícito y constante con él. Destacamos en “Defensa de Hegel”, título bastante expresivo, donde rebate las tesis de Ortega y Gasset sobre este tema: Hegel no considera que los pueblos americanos sean inferiores; pero en aquella época todavía no tenían Estados, y estos son para Hegel lo que las ciudades-estado eran para Platón, la totalidad de la vida. Y sin Estado no puede un pueblo autoafirmarse dentro del Espíritu universal. Pero se trata de una eventualidad que no tiene que ser definitiva, de hecho, creía que el Espíritu iba de Oriente hacia Occidente, por lo que América sería la gran región del futuro.

Otro artículo interesante es “Hegel y el nuevo mundo”, donde sigue desmontando las interpretaciones orteguianas, esta vez desarrollando mucho el tema. Para Cruz Vélez el filósofo español es responsable de la imagen distorsionada que se tiene de Hegel en América. Ni Hegel pensaba que la Historia es solo pasado ni que América tenía Naturaleza pero no Historia. Traza una genealogía del artículo “Hegel y América”, que considera origen del desaguisado, y lo refuta exhaustivamente. Y concluye con unos argumentos bastante interesantes: de excluir Hegel algo sería a la América precolombina, no a la que existía en su tiempo. Y además la consideraba región del porvenir, así que no solo la incluía, es que la ubicaba en el futuro.

Cruz Vélez termina diciendo que la “ojeriza” de Ortega contra el Nuevo Mundo es la que está detrás del artículo, no la opinión de Hegel. Sin embargo la influencia de pensador madrileño sobre el continente hispanoamericano ha llevado a aceptar estas tesis erradas. Pero creemos sin embargo Hegel no queda redimido como pretende el colombiano. Hegel sostenía que los pueblos solo pueden hablar a través del Estado, y que fuera del cristianismo no hay Historia Universal. 

Eso es muy difícil de aceptar incluso sin necesidad de tener una finísima sensibilidad postcolonial.

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