10.9.19

Las aventuras de la vanguardia, de Juan José Sebreli

Juan José Sebreli es un prolífico autor argentino de distribución un tanto irregular en España; varios de sus libros no han llegado aquí. Los que sí están son los tres que conforman su trilogía en defensa de la modernidad: El asedio a la Modernidad, volumen inaugural que se centra en la política, El asalto a la razón, sobre la filosofía anti-moderna, y Las aventuras de la vanguardia, que estudia a las vanguardias alzadas contra lo que paradójicamente las han hecho posibles. Hay un cuarto libro, independiente pero que también sigue el hilo, llamado Dios en el laberinto, en el que cartografía la situación de la religión en nuestro tiempo.

Las aventuras de la vanguardia es la única de estas obras que lastimosamente no ha tenido reediciones en papel desde su aparición, ya en el 2002, pero se puede encontrar en versiones digitales. Es un libro extenso y erudito en el que Sebreli demuestra su buen hacer y su compromiso con la modernidad liberadora promulgada por Jürgen Habermas y otros filósofos afines, una modernidad que esté enraizada en la Ilustración y sea refractaria a los irracionalismos tanto antiguos como postmodernos.
En las primeras páginas ya encontramos el tema del libro. La modernidad no encuentra un arte que la respalde en las vanguardias artísticas, éstas más bien son una impugnación sistemática de todos los valores que representa, como el individualismo, el laicismo, la ciencia...Ya desde el romanticismo alemán, antesala de las vanguardias del siglo XX, pensadores acomplejados por la Ilustración francesa como Shelling se dedicaron a exaltar un arte que se fusionaba con la vida, erigiendo a un supuesto genio artístico como sumo sacerdote de la nueva religión de arte como fin en sí mismo.
A partir de ahí se abre una senda en la historia occidental que minusvalora la ciencia y la razón en favor de fuerzas telúricas y pasionales que vindican el pasado, y que miran al Oriente para inspirarse e idealizan la locura y las drogas... y así llegamos a la postmodernidad que hasta ayer mismo imperaba incontestada en nuestras vidas.
El repaso que hace Sebreli desmitifica unas corrientes y unos creadores a los que nos han enseñado a venerar como si fueran transgresión social cuando con demasiada frecuencia han tenido el apoyo de los  poderosos. La Bauhaus, por ejemplo, fue realmente una secta esotérica de pirados alemanes subvencionados que le pusieron empaque al capitalismo norteamericano. Le Corbussier fue un arquitecto y urbanista cuyas escasas construcciones fueron un fracaso total y que solo ha logrado posteridad por sus trabajos teóricos. Andy Warhol un pretencioso que consideraba un mérito aburrir a sus espectadores. Los naturalistas británicos unos cursis que abominaban de la ciudad para reflejar una naturaleza que no era real sino mística...
Quizá el único reproche que se le puede hacer al libro es que desmonta todas las vanguardias con buenos argumentos (irracionalismo, elitismo aristocratizante, mercantilización de la subversión...) pero tampoco presenta una alternativa. En las últimas páginas parece que va a esbozar una teoría estética en favor del clasicismo, pero se queda en el esbozo. No tenemos claro si Sebreli cree ya en la viabilidad del arte. Los teóricos del arte actuales, gente especialmente denostada aquí, han propugnado su fin, y tal vez Sebreli les de por una vez la razón y crea que no hay nada que lamentar.
Por ejemplo, una de las pocas referencias positivas que hace de un artista es de Edward Hopper, porque refleja individualidades que luchan por seguir viviendo, pero su obra es ya de hace bastantes décadas.

De cualquier manera, Las aventuras de la vanguardia es un libro esencial que busca desenmascarar a los enemigos de la modernidad. Estos trabajan desde distintas disciplinas. Aquí los vemos utilizando el arte y sus plataformas para crear un arte que vuelva a “reencantar en mundo”, afirma Sebreli invirtiendo la fórmula weberiana. Para ello no dudan en volver a misticismos y pedanterías, alejar al pueblo del arte, coaligarse con totalitarismos y crear espacios literalmente inhabitables.
Ahora se trata de ser conscientes de ello y no dejarnos amilanar por estos farsantes. 

1 comentario:

anonimo dijo...

Sentirse guiado o acompañado en una mirada mas desde una logica cientifica que mitica, y en una estetica que no empieza siempre desde cero,es un refuerzo y una compañia que siempre se encuentra en este bloog y en el autor que recomienda esta entrada,que se lee con gusto sin dificultad y sin tropezar con un lenguaje criptico