Murray Bookchin (1921-2006) fue un teórico anarquista y
líder del movimiento ecologista estadounidense. A principios de los años
ochenta publicó el celebrado La ecología de la libertad, que aquí se
tradujo en los noventa y que todavía circula en ambientes afines, junto con
otras traducciones de su escasa obra. Recientemente Virus Editorial se ha
encargado de la edición española de su biografía, Ecología o catástrofe. La
vida de Murray Bookchin, de su discípula Janet Biehl.
Este libro pasa de las seiscientas páginas, pero se lee
bien, es ameno; además los de Virus han hecho un buen trabajo con el diseño y
la traducción. Biehl conoció a Bookchin en sus últimos años, y ella entra
tangencialmente en la narración también al final, pero desde luego no hay
muchos detalles estrictamente vitales de ninguno de los dos. No sabemos por
ejemplo si Bookchin se casó o tuvo hijos, o si le gustaba el jazz o el cine
mudo. Más bien, siguiendo el hilo de la larga vida y militancia del
biografiado, la autora aprovecha para escribir una historia del movimiento
ecologista estadounidense y por ende mundial.
Bookchin nació en Nueva York dentro de una familia rusa.
Fue comunista en su juventud, pero poco a poco fue separándose del marxismo y
de la obediencia soviética para inclinarse hacia un anarquismo más propio de
las tradiciones estadounidenses. Tras las Segunda Guerra Mundial incorporó la
lucha antinuclear al movimiento ecologista que él, junto con otras
personalidades, estaba configurando. Muy preocupado por mantener un buen nivel
teórico, que él mismo consideraba muy bajo en su campo ideológico, mantuvo
diálogos con los pensadores y activistas más importantes de su tiempo.
Precisamente aquí entra una de las grandes bazas de Ecología
o catástrofe, su índice onomástico.
Por ejemplo, hay muchas páginas dedicadas a los encuentros
entre Bookchin y Lewis Mumford. Este urbanista era algo mayor, y sus
teorizaciones sobre un municipalismo ecologista y libertario causaron gran
impresión a Bookchin. Las megalópolis que entonces estaban naciendo, y en las que
hoy tantos habitamos, hacen un daño irreparable a la naturaleza. Cómo
subsanarlos es una de las muchas propuestas que se hacen desde el ecologismo, y
es uno de los grandes temas en La ecología de la libertad.
(Lewis Mumford por cierto está siendo traducido por
Pepitas de Calabaza y recomendamos su lectura, es apasionante).
Otro que aparece mucho en el libro es Herbert Marcuse.
Este filósofo, tan decisivo en los movimientos contestatarios de los años
sesenta, fue un referente para Bookchin, ya que fue de los primeros en defender
que con la tecnología podíamos concebir una civilización post-escasez en la que
sería innecesario mantener unas formas de represión moral que hasta entonces
parecía inevitable. La tecnología puede liberarnos, sostenía. Según Biehl la
influencia fue recíproca, y Marcuse incorporó la causa ecologista en sus
últimos libros, en los que cita a Bookchin.
En el terreno político, Bookchin intentó sacar adelante
varios grupos y partidos, pero sobre todo tuvo éxito como amigo y consejero del
Partido Verde alemán, que es el que más lejos de entre sus pares llegó dentro
del poder institucional. También es curioso que su gran adversario político
fuera Bernie Sanders, que ha alcanzado gran relevancia en los últimos años,
pero que aquí es un poco el malo de la película, y se nos presenta como un
trepa poco amigo de los procesos democráticos.
La caída del Muro de Berlín provocó cierta lástima en Bookchin, que seguía emocionándose al ver ondear la bandera roja y escuchar la
Internacional, pero lo que más le soliviantó fue en lo que sucedió luego,
cuando los marxistas pasaron a convertirse en postmodernos relativistas, meros analistas
de textos y defensores de supuestas minorías.
Bookchin tenía una visión ética anticapitalista muy clara
y universalista en la que la naturaleza y sus cuidados eran la base, no ningún
relato subjetivista en búsqueda de hegemonías. Nunca quiso escandalizar al
ciudadano medio con provocaciones gratuitas, puesto que buscaba convencer a la mayoría
social para que se unieran a la defensa de la naturaleza, no convertirse en un
grupo de presión cuyo poder derivara de su capacidad coactiva.
Ecología o catástrofe
repasa, en suma, los grandes temas y debates políticos occidentales desde una
perspectiva muy determinada, la del movimiento ecologista, y sin duda es una
lectura interesante para los que quieran saber un poco más del mundo en el que
moran.
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