12.3.20

Filosofías del underground, de Luis Racionero


En estos días crepusculares ha pasado desapercibido el fallecimiento el pasado 8 de marzo de Luis Racionero, un ensayista casi siempre interesante que llevaba varias décadas publicando. Sus intereses se orientaban hacia el urbanismo, el arte, la política y las religiones.
Al contrario que sus coetáneos, Racionero no bebió de fuentes continentales, o si lo hizo le dieron arcadas, y su formación fue principalmente anglosajona. En su estupendo Memorias de California cuenta su periplo como estudiante en Berkley en los años sesenta, donde se impregnó de todo el hippismo ambiental. La impronta lisérgica y heterodoxa que le dejó aquella experiencia transita por todas sus obras. No es un autor que se regodeé en jerigonza postestructuralista o hegeliana, sino que cita, y nos descubre así, a autores como Alan Watts o Lewis Mumford, menos conocidos por estos lares, y lo hace escribiendo claramente y con vocación divulgativa. Hasta en su claridad expositiva parece norteamericano.
En los años setenta, ya de vuelta a España, fue uno de los pensadores ácratas del momento, perteneciente a ese movimiento libertario patrio que nadie esperaba que resucitara, pero que lo hizo con brillantez y pujanza durante unos pocos años, hasta que se reorganizaron las hegemonías en los años ochenta y quedó de nuevo orillado. El responsable de la icónica revista Ajoblanco, Pepe Ribas, convierte a Racionero en uno de los protagonistas de su imprescindible libro de memorias Los 70 a destajo.
Racionero escribió mucho, demasiado, y no todos sus libros son recomendables. Pero desde luego hay pequeños clásicos en su bibliografía. Uno que está publicado en bolsillo por Anagrama y es fácil de conseguir es Filosofías del underground, finalista del premio de ensayo de la misma editorial en 1976.
Es un libro muy de su época, cuando jóvenes como él mismo empezaban a aburrirse tanto del tardofranquismo como de sus ortodoxos opositores de obediencia soviética, y buscaron en la anarquía un respiro frente a tanto dogmatismo. En este caso, además, no una anarquía de raigambre hispana (casi no hay citas a autores españoles), sino en una que mira al Oriente desde California
Hay tres partes, y en cada una se desarrolla un tema determinado. En la primera, “Individualistas” se rastrea a autores que defendieron formas de libertarismo no colectivistas. En la segunda, “Orientales”, se desgranan maestros y tropos del pensamiento oriental tal y cómo ha llegado a Occidente. La tercera y más interesante, en nuestra opinión, es “Psicodelias”, donde aborda el tema de las drogas alucinógenas, que como dice, en sí mismo eran solo una puerta de entrada a nuevas formas de percepción, hasta que los gobiernos se metieron en medio y lo convirtieron en un mierdero de locura y crimen. Concretamente, el capítulo “El dogma de la inmaculada concepción”, tiene algo de texto definitivo en su materia.
Para Racionero, que en su obra mantiene una crítica feroz hacia el Estado y hacia los intelectuales progres, el movimiento hippie fue la única revolución verdaderamente pacífica y optimista del siglo XX, y no cayó por su propia ineptitud, como las de los totalitarismos, sino que fue derrotada desde los poderes represivos occidentales, que infiltraron agentes y envenenaron las drogas que circulaban por las calles.
Leyendo a este autor uno no puede evitar plantearse lo que hubiera sucedido con un poco más de perseverancia, o de buena suerte.
Filosofías del underground es un pequeño gran texto divulgativo apasionante de por sí, pero también porque hay que leerlo con papel y lápiz, para ir apuntando el torrente de gurús, psiconautas, y filósofos varios que nos va presentando y de los que nos deja con ganas de saber más.    

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