1.7.21

H.P Lovecraft, de Michel Houllebecq

 

Hay libros que abren nuevos caminos. No tienen que ser necesariamente publicaciones estruendosas y magnificadas, también pueden ser minoritarias insolencias intelectuales que nadie esperaba y que poco a poco, sin hacer mucho ruido, aglutinan seguidores.

H.P Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida de Michel Houllebecq es un ejemplo.

Seguramente pocos de los lectores del novelista francés se habrán interesado por esta obra aparentemente secundaria, y dudamos de que esté entre lo más vendido de su catálogo. Sin embargo en los mundillos intelectuales contemporáneos tiene gran importancia. La consagración de Lovecraft como referente del realismo especulativo se debe en gran medida a esta obra. 

Para esta escuela de filosofía, que es muy nihilista y muy pesimista, hay que intentar comprender el cosmos prescindiendo de las redes de significados que ha creado el hombre. O sea, encarar lo real como si no existiéramos, a lo bruto, sin los relatos tranquilizadores que nos contamos para distraer el miedo que da sabernos materia finita y contingente del universo. 

Los monstruos lovecraftianos que habitan en los márgenes de la civilización, y que son indescriptibles, irracionales, y cuya naturaleza y sentido ignoramos, tributan como metáforas de lo que tratan de decirnos estos filósofos, que se puede simplificar diciendo que en cuanto nos salimos de nuestros espacios seguros de la cultura, el caos de lo real -el noúmeno kantiano- se convierte en un bicho muy feo que tiene tentáculos y quiere merendarnos.

Aunque no hemos leído lo suficiente a Lovecraft como para ponderar hasta qué punto es un autor consciente de las lecturas que se pueden hacer de su obra, sí parece seguro que fue Houellebecq y otros como él son los que encumbraron al escritor estadounidense como si fuera una especie de viajero que volvía cubierto de rasguños tras su periplo por las dimensiones incognoscibles.

De hecho Houellebecq equipara en este libro a Lovecraft con Homero y los cantares de gesta como creador de mitos. Lo que a su vez es la creación de otro mito, el mito Lovecraft como creador de mitos, que es lo que ha perdurado más que su prestigio literario. Aquí no se rehabilita al escritor, que ha quedado un poco anticuado, lo que se valora es la del visionario que supo crear historias en las que el horror sucede sin explicación ni consuelo, porque este puerco mundo es un sitio hostil que no nos quiere.

H.P Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida está magníficamente escrito y no hace falta haber leído nada del autor reseñado para disfrutarlo; en estas páginas lo que se glosa es el nacimiento de un nuevo subgénero: el “horror cósmico”. El mejor Houellebecq, con sus sentencias vitriólicas y sus opiniones sulfurosas, está aquí. Cada página encontramos alguna idea importante; es sencillamente un libro inolvidable y profundo. 

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