9.12.16

Noticia de Guatemala


Si el indio es un resultado colonial –como lo demuestra el análisis histórico- entonces su cultural es también colonial, y la explicación de dicha cultura sólo puede hallarse en el estudio de la situación y las funciones desempeñadas por el indio en el régimen colonial.
Severo Martínez Peláez

El indio tal y como lo vemos hoy en Guatemala (y toda Latinoamérica) es resultado de quinientos años de aplastamiento. Sus ropas, sus canciones y cultos están configuramos por el dominio español y luego criollo.  Ya no hay un indio prehispánico,  todos han sido depurados. Hasta en el menor de sus actos y palabras está presente el dominio europeo.

Uno de los mayores equívocos eurocéntricos es creer que defender la cultura del indio actual es una manera de rescatar lo que queda de su mundo primigenio. Pero defender la circunstancia del indio en bloque es perpetuar su servidumbre.

El indigenismo es la última canallada que Occidente ha perpetrado a los indígenas.

Militantes blanquísimos y sofisticados, burgueses bohemios al Lonley Planet pegados, se emocionan ante el folklore indígena, que desde la ropa al baile, de la cocina a sus festividades, no es más que la interiorización de la derrota y la pobreza. Si tanto le gustan a los indigenistas españoles las culturas fosilizadas, que sean coherentes y salgan a la calle vestidos de goyescos, vivan de la aceituna y tiren cabras desde los campanarios.

Quien de verdad quiere a los indígenas defiende para ellos la integración de la vida republicana, adelantos técnicos que mejoren sus cosechas e igualdad de género. Ciudadanía y bienestar a fin de cuentas. Sólo hay que escucharlos, a los más jóvenes sobre todo: esperan ir a la universidad y viajar, no ser objeto para turistas

En Guatemala hoy hay hambruna. Con el 80% de la dieta indígena dependiendo del maíz, si la cosecha no es buena los niños de mueren de hambre. Y la cosecha no es buena en gran parte porque los indígenas cultivan el maíz en las laderas de las montañas como manda la tradición (o sea, porque son las tierras que nadie quería, y las únicas que se les permitió usar), en pequeñas cantidades y sin buscar otra cosa que la mera supervivencia. Esos maizales queda muy bien en las postales, pero son un desastre. Tendrían que cultivar en llano y en torno a los ríos. Buscar la tecnificación y comercialización, tratar de diversificarse. Dejar, en suma, su “cultura”, tan hostil al progreso.

En las comunidades indígenas hace falta tecnología, educación y dinero. No molestos europeos que ven exotismo donde sólo hay subdesarrollo.

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