26.3.18

En la oscuridad, de Friedrich Glauser


Los prestigios literarios a menudo son aleatorios. No es justo que haya autores flojos que son reverenciados como canónicos y otros brillantes que apenas tienen relevancia. El suizo Friedrich Glauser (1896-1938) es prácticamente un desconocido en nuestro país y sin embargo su autobiografía En la oscuridad es un ejemplo de buena literatura a la par que testimonio de una vida magullada. En la edición de Mármara se nos anuncia que fue un "outsider extremo", un veterano de la Legión Extranjera con descensos periódicos a los ínferos de las drogas y los manicomios. Y, sin embargo, es importante subrayar que Glauser no considera su mala fortuna como un atajo que le exima de escribir bien; no se trata de otro autor más que se limita a exhibir pestilencias porque los lectores están obligados a compadecerle y jalearle sólo porque lo ha pasado mal. Por el contrario, es un notable escritor con una biografía casi tan interesante como su obra, pero su libro se defiende solo, no hace falta que nos remitamos a las vicisitudes en que se fraguó para valorarlo.
En la oscuridad se divide en dos partes de similar extensión. En la primera, el autor narra su vida de empleado en un restaurante en París, donde conoce a una serie de personajes bien definidos, muy reconocibles; y, en la segunda, se va a Bélgica, donde se pone a trabajar en una mina y sigue relacionándose con gente igual de abandonada y superviviente que él. No hay grandes aventuras ni complejas subtramas, se trata más bien un relato realista y verosímil de la vida de un emigrante con una infancia desgarrada que sale adelante con trabajos ingratos y mal pagados.
La sensación de autenticidad del libro se debe a lo honesto y coherente del narrador. Glauser no es un burgués que trabaja en una cocina infecta para relatar lo que ve, es lavaplatos para no morirse de hambre; no es un viajero que malvive en París para encontrarse a sí mismo, es un emigrante huérfano y sin recursos; cuando baja a la mina no lo hace pensando que es un paso más en su desarrollo personal, lo hace sospechando que tal vez es donde pasará el resto de su vida.
Aunque no hace referencias a escritores ni a lecturas, se insinúa que es alguien culto y que busca la belleza y sabe verla donde a otros les pasaría desapercibida. Hay varios momentos de poetización de lo circundante muy logrados, pero ponemos como ejemplo cuando escribe: "(…) las calles interminables, pavimentadas con adoquines redondos como cráneos de niños mal enterrados".
Siempre está de fondo la escritura como tabla de salvación. El protagonista de esta historia es un lumpen ilustrado que escribe para no hundirse, para dar sentido a sus desdichas. No hay grandes disertaciones ni da respuestas consoladoras. Se limita a describir lo que le sucede con temple aséptico. Y, por supuesto, no se compadece a sí mismo: sus quejas, como cuando protesta porque su condición de extranjero le priva de derechos que sí tienen los trabajadores nacionales, es muy contenida, casi fugaz.
En la Oscuridad, de Friedrich Glauser, es en suma una pequeña joya en los márgenes de la historia de la literatura, un premio para buscadores de tesoros. Su autor murió hace ya muchos años pero nos dejó esta obra como recuerdo de su dura vida de emigrante. Y quizá lo que más sorprende es la actualidad de lo que narra, lo extemporal de sus apreciaciones. En nuestros tiempos de confusiones y crisis leemos este libro como actual, y eso indica que tiene calado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias por tu incansable actividad de buscador de tesoros,lo he encargado para estos días.