En
alguna de esas librerías heroicas que hay en Madrid, como Traficantes de sueños
o Enclave, se encuentran sin demasiadas dificultades libros de Ediciones El
Salmón. Desconozco los medios económicos de esta editorial, pero da la
impresión de que no son muchos. Entre sus pocas publicaciones destacamos La
revolución en la crítica de Félix Rodrigo Mora de Javier Rodríguez Hidalgo.
Este autor nació en Portugalete en 1978, y por lo que cuentan en las solapas,
se ha formado en el activismo ecologista y no en la academia. Su libro es,
empero, mucho más enriquecedoras intelectualmente que la mayoría de textos
debidos a profesionales de la pensadera.
Es
realmente un artículo largo reciclado en librito pero presenta unas cuantas
cuestiones reseñables. Aquí el pensador convertido en diana es Félix Rodrigo
Mora, que es un teórico anarquista actual, de Carabanchel, y que publica con
frecuencia y asiste a todas las charlas y encuentros perroflaúticos a los que
es invitado. Perpetuamente sonriente y con la mejor disposición, en lo poco que
le he tratado siempre me ha parecido un hombre de una amabilidad oceánica.
Además algunos de sus libros me han impresionado hondamente por su brillantez.
Que
alguien como Rodríguez Hidalgo, que es capaz de desmontar a Heidegger en otro
de sus libros, crea que un autor tan periférico amerite también un ataque
frontal es toda una forma de tributo. (Desdichadamente ambos comparten en sus
biografías el paso por el boletín Los amigos de Ludd, lo que hace sospechar que
hayan tenido algún encontronazo personal, pero no lo puedo asegurar).
Rodrigo
Mora ha publicado, entre otros, libros como El giro estadolátrico, La
democracia y el triunfo de Estado, y Naturaleza, ruralidad y
civilización. Todos en editoriales marginales, sin la más mínima resonancia
en los medios de comunicación y sin el apoyo de ninguna institución ni
academia. Sin embargo han calado; principalmente en los círculos radicales,
pero no solo allí. Ya hay gente de clase media ilustrada que por lo menos ha
oído hablar de ellos.
La
importancia e influencia de este autor no deja de crecer. Rodríguez Hidalgo lo
reconoce en la introducción de La revolución en la crítica de Félix Rodrigo
Mora. Quiere contrarrestar su peso, ya que teme que éste también se
convierta en un estorbo para el pensamiento crítico. Lo que bien mirado no deja
de ser fascinante: en el envés del Espectáculo, en las casas okupas, los
movimientos subterráneos, en las luchas vecinales, hay un debate ideológico de
un altísimo nivel intelectual (porque desde luego ambos son unos duelistas
soberbios).
Como
introducción al pensamiento de Rodrigo Mora este libro es impagable. En sus
distintos apartados se dedica a destripar la obra, y por supuesto que demuestra
sus inconsistencias. Aunque no queda claro que a un autor tan inflamante como
Rodrigo Mora le preocupe ser consistente.
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