16.12.18

youtubers



Nick Land dice que estamos atravesando una era proteica y acelerada en la que se engendran cada vez más y mejores formas de inteligencia. Creo que lo que ha sucedido en internet en general y con youtube en particular es un ejemplo de esto. Hablamos de una plataforma que empezó en el 2005 y en la actualidad es toda una industria de la que vive gente jovencísima que solo ha necesitado de su talento para despuntar.

Concretamente en España hay 1000 youtubers ganándose el jornal con esto. Por supuesto  que encontramos algunos canales casposos, pero no todos son así. Fijémonos sobre todo en un fenómeno fascinante, el de la cantidad de youtubers que hay capaces de divulgar con amenidad unos temas con frecuencia complicados. Y para escándalo de los elitistas culturales de pandereta, el hecho de que no sea raro que tengan audiencias millonarias demuestra que los de la plebe hispánica estamos dispuestos a consumir calidad cuando no nos la presentan como un ejercicio de retorcida pedantería.

Citaremos algunos ejemplos entre centenares posibles para ilustrar este hecho: un chico llamado Jaime Altozano tiene un canal donde revela cosas seguramente básicas sobre música, pero que los profanos recibimos como una amable lección introductoria; el vídeo en el que analiza la banda sonora de Interstellar roza el millón de visualizaciones. Una experta en arquitectura, Ter, nos explica, a propósito del culo de Kim Kardashian, quiénes fueron Euclides y Le Corbusier, y ya nunca lo olvidaremos (frisa el medio millón). El físico de Date un voltio bosqueja lo que es la antimateria y consigue hacerlo medianamente inteligible para más de medio millón de visitantes.  Un tipo curiosísimo, Antonio García Villarán, se dedica a desmantelar el turbio negocio de lo que él llama el “hamparte”, desmitificando a los grandes popes del arte contemporáneo, y su vídeo contra Miró se aproxima a los setecientos mil…

A propósito de éste último, y como una muestra tal vez baladí, ¿de verdad la celebridad de Miró sale impoluta después de esto? La idea de que es un artista sobrevalorado ha llegado a más gente hoy que cualquier posible exaltación museística o especial de La 2. Desconozco el mundo del arte y sus impermeabilidades a lo que se dice en la calle, pero Antonio García Villarán, que no es más que un tipo solitario y excéntrico en el salón de su casa rajando delante de una cámara, ha desautorizado en 18 minutos y 56 segundos varios años de política estatal destinada a convertir la obra de Miró en un imaginario prestigioso de la España democrática.

Lo que nos lleva a otra de las características del fenómeno youtubers. Su condición de “influencers” en cuestiones políticas y sociales. Hace años, para poder posicionar ideas en una sociedad había que tener un carísimo canal de televisión, que además necesitaba permisos gubernamentales que siempre se podían negar o rescindir. Hacerlo era algo que solo podían permitirse desde el gran cotarro político económico. 

Ahora solo hace falta un ordenador. Un tipo tan soso y simplón como InfloVlogger pasa del medio millón. Otro bastante más carismático pero sin muchos más medios como Un tío blanco hetero contradice las políticas de género y en solo un mes tiene doscientas mil visitas a su vídeo sobre el escandalito de la canción de Mecano. Los tres amigos con camisas hawaianas de VisualPolitik tienen ya casi un millón de subscriptores, o sea, de leales seguidores, y sus vídeos raramente bajan de los doscientos mil visionados.

Por cierto que el último vídeo de ellos es especialmente inquietante. Nos informan de que una posible legislación de la Unión Europea puede cerrar la mayoría de los canales de youtube por una cuestión de derechos de autor. No es seguro, pero el mero hecho de que se considere viable ya provoca temor.

Nick Land decía también que el reverso de la economía privilegiando inteligencias creativas es que el poder político está cada vez más paranoico y asustado. Esperemos que este no sea el caso y no ahoguen tantas voces libres.

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