De
Eduardo Tijeras ya hemos hablado aquí. Es un autor malditísimo del que casi no
hay información. Sabemos que nació en Morón de la Frontera en 1931, pero
desconocemos si ya se las ha visto con la muerte, tema ubicuo en su obra, o si sigue
vivo. Sus libros se encuentran solo en tiendas de segunda mano; de momento
todos los que hemos leído nos han parecido de gran interés. Tiene una buena
aproximación a Pío Baroja, su Bajo
Guadalquivir es un estudio regional excelente, y seguimos pensando que El
estupor del suicidio es un libro definitivo en su campo.
Francisco
Umbral le hace alguna referencia en sus crónicas y le describe como alguien que
paseaba su tristeza por el mundillo literario. Desde luego Acerca de la felicidad y la muerte no anuncia a un autor de esos
que brillen en el jolgorio de una fiesta de fin de año. El libro es de 1971 y
aparentemente no ha habido reediciones. Son varios ensayos independientes sobre
los que sobrevuela cierta unicidad con la idea de una “razón adversativa”, que
busca sin esperanza razones para entusiasmarse por la vida. El capítulo más
largo y central es en el que trata de domeñar el suicidio de Cesare Pavese, que
vincula por cierto este libro con El
estupor del suicidio, en el que se dedica mucho espacio a la autoinmolación
de escritores.
Acerca de la felicidad y
la muerte tiene una
prosa nítida; no es nada sobrecargada ni grandilocuente, como suele pasar con
estos textos doloridos. Se lee con una inquietante facilidad teniendo en cuenta
lo que plantea. Casi no hay palabras estridentes y todo se expone con claridad,
sin tener que buscar en los recovecos lo que supuestamente quiere decir el
autor. Sus citas y las lecturas en las que se apoya son los propios de la época
-el existencialismo francés principalmente-, y se nota que Tijeras está
enterado de lo que se piensa en el mundo en su tiempo.
Hay
que decir que el motto que anima el libro es un poco trillado, con eso de que,
o se cree en el progreso o en el hombre como medida de todas las cosas, pero
que conciliar ambas posturas es una contradicción insalvable, ya que el
progreso destrona necesariamente al hombre como centro del mundo. Por otro lado,
en esas estaban por la época, y por esas siguen hoy algunos autores mucho más
promocionados y mucho más flojos que Eduardo Tijeras.
Leyendo
hoy Acerca de la felicidad y la muerte,
que evidentemente ha envejecido y nos acercamos a él por intereses más bien
históricos, Tijeras se nos aparece hoy como un antihéroe del existencialismo
católico español, de esos que siempre llevaban chaqueta y corbata oscuras a
pesar de su juventud y el calor, compungidos porque ya no pueden creer en el Dios
de sus madres, enamorados de chicas yeyé, soñando con otra vida lejos de
aquí…algo así como el protagonista de Nueve cartas a Berta, película con la que comparte zeitgeist y que se puede ver
como complemento para sumergirse en las angustias de los jóvenes del franquismo
en los momentos previos a la politización total de los años setenta.
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