Charlie tiene una
novia española. La situación es complicada: ella acaba de salir de una relación
muy larga, y ahora no está segura de si puede comprometerse más. Por otro lado,
de vez en cuando se sigue viendo íntimamente con el ex novio, lo que crea para
Charlie incómodas congojas. Ella pide compresión con solemnidad. Como muestra
de buena fe, le invitó a conocer a sus amigos del barrio. Está muy unida a ellos,
que son su gente, y es importante que Charlie se incorpore a la pandilla. Son
un grupo de chicos y chicas que se conocen desde el colegio. A estas alturas al
menos dos de los chicos se han acostado con la novia de Charlie y otros dos la
pretenden. Fingen admitir a Charlie sin celos, pero le hacen sentir de
prestado. Luego está el jefe de la novia, un alto funcionario del ayuntamiento,
que se está divorciando, y Charlie sospecha que ella está a la espera para
cazarlo.
Charlie no sabe muy bien si su novia le notificará que han terminado
por mail o por sms (no tiene wassup)
Estamos en un bar
de Lavapiés y Jorge, un antiguo compañero de cuando trabajábamos en los
multicines, nos cuenta que sale con una marroquí, Fátima, y que es todo un lío porque ella no
puede perder la virginidad y entonces hacen docenas de sugestivos circunloquios
sexuales en la cama, y que ella le pide que también observe el Ramadán, que no
le deja comer cerdo y que le ha pedido que se convierta al Islam para poder
casarse, lo que Jorge está considerando hacer, aunque implicaría circuncidarse,
porque dice que Fátima es genial y bien lo merece.
Charlie parece muy
interesado en esta historia. Luego le dice a Jorge que no sabe la suerte que
tiene de estar viviendo una experiencia nueva, original e instructiva, y no
limitarse, como hace él, a volver a representar por enésima vez un guion caduco
en el que ya no cabe sorpresa alguna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario