2.4.19

sábado


Charlie tiene una novia española. La situación es complicada: ella acaba de salir de una relación muy larga, y ahora no está segura de si puede comprometerse más. Por otro lado, de vez en cuando se sigue viendo íntimamente con el ex novio, lo que crea para Charlie incómodas congojas. Ella pide compresión con solemnidad. Como muestra de buena fe, le invitó a conocer a sus amigos del barrio. Está muy unida a ellos, que son su gente, y es importante que Charlie se incorpore a la pandilla. Son un grupo de chicos y chicas que se conocen desde el colegio. A estas alturas al menos dos de los chicos se han acostado con la novia de Charlie y otros dos la pretenden. Fingen admitir a Charlie sin celos, pero le hacen sentir de prestado. Luego está el jefe de la novia, un alto funcionario del ayuntamiento, que se está divorciando, y Charlie sospecha que ella está a la espera para cazarlo. 
Charlie no sabe muy bien si su novia le notificará que han terminado por mail o por sms (no tiene wassup)  
Estamos en un bar de Lavapiés y Jorge, un antiguo compañero de cuando trabajábamos en los multicines, nos cuenta que sale con una marroquí,  Fátima, y que es todo un lío porque ella no puede perder la virginidad y entonces hacen docenas de sugestivos circunloquios sexuales en la cama, y que ella le pide que también observe el Ramadán, que no le deja comer cerdo y que le ha pedido que se convierta al Islam para poder casarse, lo que Jorge está considerando hacer, aunque implicaría circuncidarse, porque dice que Fátima es genial y bien lo merece.
Charlie parece muy interesado en esta historia. Luego le dice a Jorge que no sabe la suerte que tiene de estar viviendo una experiencia nueva, original e instructiva, y no limitarse, como hace él, a volver a representar por enésima vez un guion caduco en el que ya no cabe sorpresa alguna.

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