6.8.19

The Wire, de vv.aa.

The Wire está considerada con razón una de las mejores series televisivas de la historia. Producto de los nuevos canales de pago, al no tener que depender de la publicidad para rentabilizarse pudo cambiar las estructuras narrativas tradicionales, que giraban en torno a las pausas comerciales, y elevó así el tono y la complejidad de las tramas y los diálogos, ya que no necesitaba llegar a audiencias masivas. Además de su valor técnico indudable (dirección, guiones, interpretación...), las lecturas sociopolíticas que se pueden hacer de la obra en su totalidad son inagotables.
Repleta de personajes, la ciudad de Baltimore es sin embargo su protagonista. Y con ella todas las ciudades secundarias de Occidente. Como el espejo de Stendhal, cada capítulo nos habla de situaciones, hechos y personas que reconocemos en nuestro día a día. No hay tropos al uso, ni finales felices, no hay bien y mal facilones...o sea, que es real como la vida.
En sus cinco temporadas describió un aspecto distinto del mundo urbano, todos con el mensaje subyacente de que las instituciones ya no funcionan. En la primera temporada vemos las consecuencias de la prohibición de las drogas. En la segunda cómo la “destrucción creativa” del capitalismo acaba con los trabajos tradicionales (esta temporada, sobre los estibadores y cómo los contenedores han cambiado su trabajo, debería de verse por cierto comparándola con La ley del silencio). La tercera describe un sistema político irreformable; y la cuarta hace lo propio con un sistema educativo que fabrica marginalidad. La quinta y última cierra con una visión pesimista del futuro de la prensa.

Una serie tan rica y poliédrica favorece el auge de estudios académicos sobre ella. En el mundo anglosajón han proliferado muchas aproximaciones críticas y debates, y hasta el ex presidente Obama se reveló como un gran seguidor. Aquí el libro más accesible y grato es el que publicó Errata naturae, The wire, 10 dosis de la mejor serie de la televisión, que como es habitual en esta editorial, es magnífico. Son ocho ensayos o artículos, una entrevista al creador, David Simon, y finalmente un relato de  ficción de uno de los guionistas, George Pelecanos. Obviamente no todos los textos son del mismo interés, pero ninguno sobra. El conjunto es una perfecta compañía al visionado de las cinco temporadas.
En la introducción, David Simon habla mucho de cómo fue producir la serie. Cada uno de los guionistas trabajó en alguno de los ámbitos presentados (uno fue policía, otro estibador, otro profesor, otro periodista, otro investigador), y asegura que todo lo que se cuenta está basado en hechos que acontecieron realmente. También deja claro en todo momento su intencionalidad política; explica que muchas capas de la población se han ido quedando fuera del mito americano de trabaja duro y prosperarás, y claro ahora “la mitología pasa factura”, y emerge la frustración y el resentimiento.
Lo que todos los autores que se presentan en esta antología ven en común en The Wire es una crítica a la forma de gobernanza actual. La red del poder (en uno de los textos se la adjetiva como "foucaultiana") que aquí se muestra es un auténtico desastre de egos e incompetencias. Nada puede salir adelante en esta ciudad, nos dice la serie, mientras no se cambie a los de arriba, aunque tampoco parece que hacerlo sea posible.

Zizek en alguno de sus libros puso como ejemplo al detective Lester Freamon, el único que es realmente brillante de todo el equipo policial. Sin duda un superdotado intelectual, intuitivo, empático y meticuloso, tendría que estar en la punta de la pirámide, dirigir el cotarro. Sin embargo, por no querer hacer la vista gorda ante un caso de corrupción, es condenado a trabajar en un sótano etiquetando pruebas, mientras que otros más ineptos y amorales, como el propio alcalde, son los que deciden sobre las existencias de sus ciudadanos.
De esto va The Wire

1 comentario:

Anónimo dijo...

En la primera temporada y ya viciada. Es como hablar con un amigo de esos simpáticos y con capacidad de análisis, que contará a través de sus anécdotas, la vida en su ciudad y sus intimidades.Una novela por entregas de las dikensianas hoy.Cada dia un capítulo, da para largo, y es buena compañía,agridulce, de esas que reafirman el imperio de lo mediocre y la componenda como una realidad social universal,no solo del foro.