15.8.19

Vida 3.0, de Max Tegmark


Max Tegmark (1967) es un profesor sueco-americano de física en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, también es el creador del Future Life Institute. La revista Forbes lo incluyó en su lista del 2007 de las “diez personas que podrán cambiar el mundo”.
El año pasado apareció en Taurus la traducción de su Vida 3.0. Qué significa ser humano en la era de la inteligencia artificial. Éste es un libro de divulgación científica que se lee con el interés de una novela de ciencia ficción. De hecho se trata de una sucesión de escenarios probables tras el desarrollo de la Inteligencia Artificial, con sus posibles utopías y también sus paisajes apocalípticos. Por supuesto, un científico como Tegmark ningunea los extremos y sólo toma en consideración las posibilidades intermedias. Por ejemplo, explica sosegadamente los riesgos reales de un dron militar fuera de control, pero también esboza una sociedad donde las horas laborales se reduzcan al mínimo gracias a la tecnología; al tiempo, rechaza de plano por absurda toda imaginería a lo Terminator, ya que una I.A. no tiene por qué tener una voluntad de dominación tan específicamente humana (y mucho menos crear un ejército de cyborgs tan estúpidos como los que aparecen en la citada película).  
En la introducción Tegmark empieza planteando la hipótesis de que un grupo de científicos, a los que llama los “omegas”, en algún lugar más o menos secreto lleguen a desarrollar una IA. Por supuesto no se lo dirían a nadie para protegerse de gobiernos y religiones. Sencillamente empezarían a ganar mucho dinero e influencia usando empresas y empresarios títeres. También buscarían controlar las comunicaciones e incluso el cine, ya que la IA escribiría guiones morrocotudos que empezaran a cambiar la mentalidad de las personas hacia un mesianismo tecnológico.
El autor también dedica mucho espacio a sus vivencias. Como es uno de los principales investigadores del gremio, conoce a todos los gerifaltes y se reúne frecuentemente con ellos. Una de las partes más reveladoras del libro es su crónica del gran congreso internacional de I.A. que aconteció en Puerto Rico en el 2015, del que casi nadie habíamos oído hablar, pero que seguramente será un evento histórico que estudiarán las generaciones venideras. Allí estuvieron todos los que diseñan nuestro futuro, y hablaron mucho entre ellos y se hicieron selfies grupales que pronto amenizarán los libros de historia.  
Hay algún desarrollo teórico y terminológico, pero son pocas páginas. Por ejemplo, el “Vida 3.0” del título tiene que ver con la fase en la que vamos a entrar dentro del proceso evolutivo. La vida se define como un proceso auto-replicante que tiene distintas etapas. Aquí, Vida 1.0 son las bacterias, que no cambian nada ni de sí mismas ni de su entorno (hardware y software son meramente evolución); luego viene la Vida 2.0, que son los humanos y la fase cultural (hardware evolutivo, pero el software es auto-creado); y finalmente la Vida 3.0 donde tanto el hardware como el software pasan a ser diseñados y las nuevas tecnologías nos llevan a un siguiente paso evolutivo.  
Abundan los esquemas, árboles y dibujitos en los que explica todo con la paciencia de un profesor de parvularios. Si ése es el equivalente de conocimientos sobre la materia que tiene el lector, como es mi caso, lo agradecerá aunque pretenda aparentar que tanta ayuda es excesiva. Si ya está realmente versado, igual Vida 3.0 le resulta un poco redundante.
Durante toda la lectura, implícitamente, se percibe cierta inquietud por la clase política. Un Estado que decida detener las investigaciones por cuestiones morales lo único que conseguirá es darle tiempo a los investigadores de otros Estados más permisivos pero no necesariamente más democráticos. En el congreso de Puerto Rico Elon Musk dijo, al parecer, que hace falta que los gobiernos sean perspicaces, con gente en puestos administrativos bien formada y que vaya más allá de fungir de vigilante de desmanes.
De cómo se hagan las cosas  a partir de ahora depende la situación en la que lleguemos al mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tener una perspectiva optimista de nuestro futuro, pensar que tenemos capacidad de decisión, es una idea que me dejo inocular encantada, mi visión de profana es la de un grupo de élite ,si, pero nada mesiánico mas bien excluyente cuerpos, mentes y bolsillos privilegiados que nos consideren a los demás otra especie no se si doméstica o parasita,pero viviendo en los margenes de restos.Impregnada del hippismo de mi juventud supongo. Lo leeré para animarme y cambiar posiciones .En cuanto a Elon Musk no se que pensar..es otra dimensión
Me dejo arrastrar al congreso que citas, que oportunidad asistir a uno de esos cónclaves