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Todavía no existe
un manual introductorio a su pensamiento, ni que se sepa una tesis doctoral de
libre acceso en internet. Una pena. Si bien es una obra que el lector medio
puede afrontar, siempre está bien que alguien docto que ha navegado más hondo
en un autor oriente un poco nuestra lectura de profanos.
Escohotado tiene
libros espesos, como Realidad y sustancia, pero en general es bastante
comprensible. Sin embargo peca, creo yo, de un exceso de erudición. Esa metodología
suya de arrojar datos y más datos en sus grandes investigaciones para que el
lector saque sus propias conclusiones, si bien tiene una intencionalidad
loable, a veces desconcierta.
Aunque sus libros
de artículos, o sus ensayos más breves, vienen más ligeros que sus manuales. Precisamente en la
última antología de artículos suyos que ha aparecido, Frente al miedo,
encontramos lo más parecido a una autobiografía intelectual y alguna entrevista
bastante ilustrativa. En una de ellas empareja, años después de su publicación,
dos de sus libros, Majestades, crímenes y víctimas, de 1987, y El
espíritu de la comedia, de 1991. Ambos, nos dice, son una sociología del
poder político; el primero del poder legislativo y el segundo del poder ejecutivo.
Leídos ahora sí que se pueden entender como complementarios; y en estos días de
pandemia y postliberalismo, además, como una referente contra al colectivismo
total que se nos anuncia.
Majestades es una selección
de artículos de periódico y de revistas científicas, pero tiene cierta unidad
temática. Es una crítica al derecho esgrimido por los estados para inmiscuirse
en las vidas de los adultos. Hace un repaso histórico desde la aparición de las
religiones y su paulatina sustitución por políticos y jueces como garantes de
una especie de moralidad militante que no es más que una sociología del terror,
que lo mismo persigue brujas que a drogadictos; siempre en busca del chivo
expiatorio sobre el que sustentar su dominio.
Escohotado sostiene
que no hay que reeducar al delincuente que no hace daño a nadie, salvo a sí
mismo si acaso, sino a la propia ley que se empeña en juzgar los llamados
“crímenes sin víctimas”, que a diferencia de los crímenes reales contra la vida
o la propiedad, solo se manifiestan en forma de escándalo para quien tenga
ganas de escandalizarse. Pornografía, anticlericalismo y el tema de las drogas
son los ejemplos.
De esto último
Escohotado ha escrito mucho y aquí es el tema principal, pero centrándose en
las consecuencias del prohibicionismo, que desde que se ha convertido en un
campo de batalla para los gobiernos, han creado un problema que antes no
existía y ha dado origen a la “era del sucedáneo”, que es realmente de dónde
vienen las calamidades de las drogas, no de ellas en sí. Lo que mata de la
droga es lo que le añaden las mafias; nadie moría cuando se podían comprar
normalmente en una farmacia.
El Espíritu de la
comedia fue premio Anagrama de ensayo en 1991. Se le supone estar escrito desde el
principio como una unidad, aunque tiene dos capítulos un tanto autónomos, uno
dedicado a Carlos Castaneda y otro a Ernst Jünger, pensador alemán de gran
influencia en Escohotado.
Este libro sigue
por la senda libertaria, pero centrándose en el poder ejecutivo. De hecho
utiliza el término “casta” para referirse a la clase política, algo que tanto
se ha popularizado luego. También analiza mucho la parte más obscenamente
represora de los estados, con sus “traficantes de seguridad” que tienen “seis
policías por cada delincuente” (delincuentes que crea la propia ley con la
prohibición, claro).
Escohotado insiste
mucho en que las sociedades mantienen su vitalidad siguiendo ciertos ritos
autónomos, y que de hecho en ellas hay un respeto hacia el otro y una
convivencia saludable que las más de las veces no necesita arbitrio estatal. Es
más, es el Estado el que suele causar los desajustes. Y desde luego en él el
que bombardea desde su maquinaria propagandística con “historias bien distintas
de Fuenteovejuna”, en el que el vecino es el enemigo y solo cuando aparece el
comisario vuelve la paz.
Como ya hiciera en Majestades,
cita bastante y con pertinencia a Thomas Jefferson, al que ha estudiado mucho y
cuya impronta en él es evidente. Como toda la Revolución Americana, que frente
a la Francesa, sí considera un ejemplo de virtud y de descentralización del poder.
Los dos últimos
capítulos son los del apéndice, que en la introducción Escohotado dice que han
quedado relegados al final por ser más estrictamente filosóficos. La verdad es
que versan sobre Heidegger, pero desde luego no son el trabalenguas habitual en
estos casos y se entienden con facilidad. El segundo además es una aproximación
a este filósofo alemán desde la crítica que le hace Savater, que como siempre
es claro y desprejuiciado.
Majestades,
crímenes y víctimas, y El espíritu de la comedia son dos libros
complementarios que exponen una “filosofía de la libertad”, que es la etiqueta
con la que se puede resumir la obra completa de Escohotado, según él mismo
dice. Además, leídos en tiempos de cuarentena y pandemias, con una casta
política que sigue envenenando la convivencia desde sus medios
propagandísticos, se nos antojan más reales que la información que nos llega
por vía televisiva. Llevamos cuatro semanas de estado de emergencia y la
sociedad cumple, no hay incidentes y reina la concordia; únicamente el Estado inepto
no ha cumplido sus cometidos. Solo le queda enfrentarnos entre nosotros para
sobrevivir él.
1 comentario:
Enfrentarnos entre nosotros, la condena que azuza nuestra "casta" politica y en la que parecemos retozar a gusto.
Miedo de lo que va a significar eso de delitos de odio: ser juzgados por pensamientos y no por actos, un paso mas alla que la carga de la prueba.
El tema de las drogas y su uso, me trae a la cabeza como y con que naturalidad trasiegan opio los personajes de la novelas de Tolstoi, y como usaba la codeina mi abuelo que fue medico de la marina, para quitar el dolor a los marineros.
Los nuevos "malos" los hombres,hasta que demuestren lo contrario se les supone testosteronicos como se suponia tontas a las mujeres.
Personalidades frente a identidades tu propuesta a seguir
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