3.5.20

En búsqueda del sentido, de Enrique Dussel


Esta pandemia ha situado a la filosofía en un ínterin. No sabemos qué vendrá, pero tenemos la certeza de que mucho de lo que hasta ayer era vigente hoy ha pasado a ser objeto de estudio para la historia de la disciplina. Desde luego en el tema de la filosofía política no parece muy aventurado dar por finiquitada a la corriente neogramsciana de Ernesto Laclau y otros. Está claro que los juegos de poder, y lo de la hegemonía y el control propagandístico, no vale para nada si cuando llegas al gobierno eres un político mediocre y demagogo. Ni un géiser de “significantes vacíos” puede tapar tal sangrante ineptitud para la gestión pública.
Lo que sí que sería complicado es saber hacia dónde irán ahora estas disquisiciones. Viendo los visos que está tomando la situación, igual sí puede suceder que algunos autores no especialmente famosos pasen a tener un nuevo protagonismo. Si la política se convierte en “una dialéctica de lucha entre Estados”, por decirlo con palabras de Gustavo Bueno, y se trata de resistir desde el Estado-nación, igual Enrique Dussel, por ejemplo, se convierte en una referencia.
Dussel nació en Argentina hace 85 años, pero en 1976 tuvo que exiliarse en México y desde entonces vive allí. Sus primeras incursiones en la filosofía y la militancia política fueron a través de los grupos cristianos de izquierda, y todavía hoy se nota aquella influencia y el peso de Jerusalén, mucho más que el de Atenas, en su obra filosófica. Viajó mucho y se implicó en inúmeras causas que combatían la pobreza. El pobre, el otro excluido, es fundamental en su sistema de pensamiento; y sobre todo el otro excluido como geografía continental, ahora como Latinoamérica toda excluida de la historia eurocéntrica (algo que proyectado en la epistemología, impone una colonialidad de saberes ajenos sobre la filosofía genuinamente latinoamericana).
Su empresa intelectual es nada menos que crear una filosofía de la liberación para decolonizar el continente. Para ello se necesita un corpus teórico innovador, pero enraizado en la historia local, con nuevas categorías metafísicas, políticas, económicas y estéticas. Empresa titánica que le ha llevado a escribir mucho, casi en exceso, y sobre muchas disciplinas. Hay textos suyos que son reiterativos y con una jerigonza filosófica más propia de un elitista académico francés que de alguien que quiere movilizar a los indígenas, pero cuando es medianamente claro sus propuestas son nutritivas y dejan huella. No se lee impunemente a Dussel; es complicado regresar tal cual a la filosofía canónica tras pasar por él.

La problemática subsiguiente es la utilización política que se puede hacer de su filosofía de la liberación. Él afirma querer superar el marxismo y no se encuentra a gusto con los populismos al uso, sin embargo su referente era Evo Morales y por internet circulan vídeos de su reciente apoyo a Maduro. Obviamente, nuestra fascinación por su obra descarrila en ese punto. Y por otro lado, como él mismo reconoce que ya ha sucedido, el populismo derechista también puede reutilizar la filosofía de la liberación como instrumento nacionalista (algo similar a la Nueva Derecha francesa, que convirtió al “indígena” europeo en el sujeto colonizado que lucha por su independencia).
Nosotros nos quedamos con lo que tiene de momento de liberación la filosofía de la liberación, despreciándola, aun contra el propio Dussel, cuando se convierte en máscara de sátrapas y adalides identitarios.  Pero inevitablemente, si estamos como parece en una era de reforzamiento de los estados y cierto repliegue de las culturas sobre sí mismas, diversos pensadores volverán su atención hacia Dussel desde distintas agendas políticas. Es un pensamiento tan rico y amplio que da para ello.
Desde España además eso puede dar lugar a debates interesantes. Nuestro país tiene una importancia mayúscula en la “arquitectónica” decolonial de Dussel. La epistemología occidental ha trasladado el nacimiento de la modernidad al norte de Europa, ocultando al primer Estado moderno, aunque todavía preburgués, artífice desde 1492 de la primera de las cuatro fases de la modernidad (con todo lo que de genocidio y horror tiene la modernidad para Dussel, claro). Obviamente es un autor despreciativo con el legado español; pero parece suscribir, desde su locus regional, el temor de que cuando desde la cultura imperial se dispara contra España, Latinoamérica no sale indemne.

Sus libros circulan más o menos por internet, pero además la Editorial Las cuarenta está publicando la obra completa. Llevan tres volúmenes de momento, pero seguramente habrá una docena o más; parece que es un proyecto a largo plazo y sin un plan definido, ya que Dussel sigue escribiendo.
El primer volumen de esta obra completa, En búsqueda del sentido, es una buena presentación del autor. Tiene distintas partes. La primera es un texto homónimo, una suerte de autobiografía intelectual en el que explica el contexto y motivaciones de sus grandes libros (Filosofía de la liberación, los tomos de Ética de la liberación, las dos partes de Política de la liberación…), así como los maestros que tuvo (Levinas, Ricoeur, Zubiri,…), sus viajes de juventud y sus estudios en distintas universidades. Es una lectura accesible e introductoria al resto de sus libros; lastimosamente Dussel no tiene una prosa grata, pero hay que asumir que exigirle destreza narrativa a un filósofo, aun cuando escribe un género tan agradecido como el autobiográfico, es pedir un imposible.
Los cinco textos que le siguen hacen justicia al subtítulo del volumen, Sobre el origen y desarrollo de la Filosofía de la liberación, y son también buenas introducciones a la materia. Además algunos están escritos recientemente, por lo que establecen ciertas comparaciones y diálogos con otros campos de la teoría postcolonial actual, poniendo el acento en los debates de nuestros días.

No podemos garantizar que Enrique Dussel vaya a pasar a ser el filósofo cool sobre el que versen la mayoría de tesis doctorales del próximo lustro, destronando así a Foucault o Deleuze, ni que hablar de “liberación” o “decolonial” vaya a ser la nueva tendencia cultureta de la próxima década, pero sí creemos que habrá un mayor interés en su obra. 
Y En búsqueda del sentido es un buen modo de entrar en ella.    

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias no solo por la recomendacion que seguire,al menos la auobiografia espero leerla antes de que termine el arresto domiciliario, tambien por dos frases tuyas que dejan pensando y apuntan con agudeza a la diana: "Geiser de significantes vacos que no puede ocultar la inepetitud para la gestion politica"
"Satrapas y adaliudes identitaros" a los que dar cobertura es complicida en la opresion"
Esta claridad de exposicion ayuda mucho.