1.10.20

El factor Churchill, de Boris Johnson

 

El factor Churchill se lee con facilidad. No es propiamente una biografía sino más bien una elegía al gran líder inglés, salpimentada eso sí con abundantes anécdotas y alguna que otra reflexión política de cierto interés. Su autor es el actual primer ministro británico, Boris Johnson, que antes de saltar a la política era un célebre periodista autor de varios libros.

El “factor Churchill” del título es una idea que aspira a convertirse en concepto universal. Johnson nos explica en las primeras páginas que se refiere a esas situaciones históricas en las que todo parece fatalmente determinado hasta que surge una sola persona para cambiarlo todo. Por supuesto lo ejemplifica con el empeño de Churchill de luchar contra Alemania en 1940, cuando una mayoría de políticos británicos urgían a mantenerse al margen. Según Johnson, y esto parece bastante verosímil, si otra persona hubiera sido primer ministro seguramente no hubiera habido la valiente resistencia británica que dio tiempo a una intervención de Estados Unidos y la posterior derrota del III Reich.

Sin duda la idea de que existe un posible “factor Churchill” contradice todas las teorías históricas estructuralistas y materialistas en las que las iniciativas individuales no tienen casi importancia (Esto es un tanto a favor, porque lo de los manuales de historia en los que las victorias militares se explican por el precio del trigo nos chirrían ya un rato).

 

Tanto el biografiado, que escribió decenas de libros, como el autor, son talentosos y prolíficos. Aunque no he leído nada del primero, le dieron el premio Nobel (según nos cuentan aquí en parte porque los suecos querían hacerse perdonar por su neutralidad en la IIGM), por lo que más o menos escribiría bien. En cuanto al segundo, solo conozco este libro, pero desde luego es una buena obra, ágil y con argumentaciones bien cosidas.

Aquí ya tenemos el primer hecho que llama la atención para un carpetovetónico: dos primeros ministros del siglo XX británico ostentan una más que probada competencia intelectual. Al margen de si se está de acuerdo con sus políticas o no, ambos demuestran además empuje y voluntad de cambiar las cosas; no se dejan arrastrar por los acontecimientos, los provocan. De Churchill está todo dicho en este sentido, pero Johnson también fue fundamental en sacar al Reino Unido de la Unión Europea, tarea hercúlea para la que no todo el mundo estaba capacitado. 

 

También llama la atención para un habitante de España, un país tan severo consigo mismo, la parte del libro sobre los errores de Churchill, que Johnson desarrolla en varias páginas, pero minimizándolos y tratando de justificarlos. Excluye los bombardeos de Dresde, que solo se mencionan de pasada, pero quedan entre muchos otros, Galípoli, donde por un traspié táctico de Churchill murieron miles de soldados aliados, o la decisión de regresar al patrón oro que arruinó la industria británica.

(Uno no puede dejar de pensar que si escribiéramos aquí con tal benevolencia y voluntad exculpatoria sobre nuestros líderes, también podría haber un “factor Adolfo Suárez” o incluso un “factor Conde  Duque de Olivares”.)

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