22.9.11

Una ficción: Capítulo V

¿Qué pasaría si Críspulo dejara de cortarse las uñas de los pies en la cocina?
Tal vez, se mitigaría la visceral repugnancia que Jim Rust siente por su compañero de piso.
¿Y qué pasaría si Críspulo no utilizara tantas madrugadas la casa en la que ambos viven como estruendoso afterhours privado?
Igual no serían tan impopulares entre los vecinos de Adelaide Street, cuyos comentarios insultantes Jim sí entiende.
¿Cambiaría algo si Críspulo no tuviera la onerosa afición de coleccionar despidos?
Sin duda. Podrían pagar entonces a tiempo al casero y Jim dejaría de maldecir el día en que cedió la habitación disponible al homo hispanicus que eructa bajo su mismo techo.
¿Cuándo empezó esta historia de desencuentro?
El primer día juntos.
¿Qué pasó?
Jim decidió llevar al recién llegado a Kioto Park, su parque preferido de Londres, y éste se presentó con una jauría de compatriotas, que sin más interés que el de encontrar sitio para el botellón, se congregaron en la esmerada recreación de jardín zen que tanta paz le inspiraba a Jim. Unas horas más tarde, durante las cuales nadie tuvo el detalle de utilizar el único idioma que Jim comprende, la serenidad del lugar se vio perturbada por el olor a orín y vómitos, así como las imprescindibles botellas de coca cola y cartones de vino barato –todas señales inequívocas de que gentes de un gran pueblo habían pasado por ahí.
¿Cambiaría algo si Jim hubiera estudiado antropología y no odontología?
Sí. Estaría más interesado en la exótica cultura de su inquilino, que proviene de un país donde es habitual que el destete del bebé se retrase unos veinticinco años. Así es como el Críspulo ha llegado a una teórica edad adulta siendo en la práctica incapaz de desenvolverse en un plano en el que se requiera madurez y autosuficiencia. Esto es: sin su madre.
¿En algún momento Jim le ha dejado claro a Críspulo su insatisfacción por la convivencia?
Jim en más bien de indirectas. Por ejemplo, sobre la hidrofobia eventual o desidia de Críspulo por lavar los platos, Jim deja caer, de vez en cuando, que es importante dejar la vajilla limpia.
¿Capta Críspulo las indirectas?
Críspulo es más bien de no captar indirectas.
¿Cómo ha acabado Jim en esa casa?
Lo habitual entre los individuos del Norte: nada más cumplir la mayoría de edad se fue de casa. Siempre ha estudiado y trabajado a la vez. No tiene mucho dinero, así que se ve obligado a subarrendar una habitación. El no poder permitirse una casa propia le preocupa.
¿Críspulo se identifica con Jim en este caso?
No. Él vive la mar de contento con sus padres. Piensa que Jim es un bárbaro descastado por haberse ido de casa.
¿Lo es?
En absoluto, tiene muy buena relación con sus progenitores. Ellos también ven como algo natural que los hijos quieran buscar su propio camino.
¿Es la primera vez que Críspulo sale de casa?
Sí. El padre le obligó a irse porque estaba cansado de verle perdiendo el tiempo en el sofá.
¿Y la madre?
Está preocupada. Los extranjeros son gente rara. Espera que no le hagan daño al niño.
¿Y la señora Gil le explicó a su hijo que los bienes de consumo que se exponen en las tiendas no son gratuitos, si no que lo propietarios esperan un remuneración si se adquieren?
Sí, pero puede que Críspulo lo haya olvidado.
¿Existe posibilidad de fuga para Críspulo?
No lo va a intentar. Cuando los bobbies se presenten en el 34 de Adeleide Street, les ofrecerá una cerveza. Acusado por los comerciantes de la zona de pequeños pero continuos hurtos, nuestro siempre jovial amigo deberá de presentarse en los juzgados.
¿Cómo reaccionará Jim ante la detención de Críspulo?
Francamente, le importará un comino.
¿Conocerá el castigo impuesto por la autoridades de su graciosa majestad?
No tendrá el más mínimo interés en ello. Pero eso sí, antes de que caiga la noche, habrá encontrado un nuevo compañero. Noruego, para más señas.
¿Y cual será el castigo?
Críspulo será expulsado del país sin mayores consecuencias, pero tendrá que dejar jurado en video y ante la Union Jack que no volverá a pisar suelo británico.
¿Tendrá esta sentencia consecuencias en el estado anímico de Críspulo?
Sí. No parará de reírse en todo el viaje de vuelta a casa.
¿Qué conclusiones sacará Críspulo de su estancia en Londres?
Que los ingleses son tontos y no saben divertirse, y que como en casa en ningún sitio. ¡Ah! y que la comida española es mucho mejor, sobre todo la que hace su madre.