2.6.22

Francisco Umbral, de Anna Caballé

 

Anna Caballé publicó Francisco Umbral. El frío de una vida en el año 2004, cuando el escritor todavía vivía. Ahora se reedita con un prólogo en el que la autora nos informa de que ha hecho pocos cambios en esta nueva edición, pero que ha añadido un epílogo con información recientemente descubierta, que básicamente es el hasta ahora ignorado nombre del misterioso progenitor, un tal Alejandro Urrutia.

Es una biografía curiosa donde se intenta presentar a Umbral como un ególatra, neurótico y mezquino. Pero la verdad es que nunca esperábamos que fuera de otra manera y por ello no consigue que le detestemos más de lo que ya lo hacíamos, si acaso lo hacíamos.

Hay un capítulo casi al final donde se centra en la visión umbraliana de la mujer y que pretende ser el disparo de gracia de la desmitificación total, y en nada nos reposiciona, ya que también sabíamos que era un misógino que supuraba por la herida las mujeres. Pretendía admirarlas pero las resentía porque las deseaba y en algún momento le negaron el achuchón y le hicieron daño (no hace falta hacer una lectura psicoanalítica de la obra de Umbral para darse cuenta, él mismo lo dice muy explícitamente).

Por otro lado, Caballé también fracasa en su empeño de que le bajemos del podio de los grandes escritores españoles del siglo XX; por más que demuestre que Umbral era un novelista vago y tramposo, bastante trepa en el mundillo literario, y una persona bastante deleznable, nada podrá borrar de nuestra memoria las páginas sublimes que nos regaló.

Si lo que hace Umbral no es literatura, pues peor para la literatura.

Hay una inquina general hacia el biografiado que resulta un tanto incómoda. El lector no puede dejar de preguntarse cuánto habrá sufrido esta buena señora dedicándole años de su vida a un personaje que claramente detesta. Aun así el libro está muy bien escrito, y aporta contexto y datos muy útiles sobre todo para los umbralianos tardíos.

A mí me ha dejado con ganas de releer a uno de los autores que marcó mi juventud, si bien todos sabemos que ésta es una actividad de alto riesgo.

Lo más significativo, creo, de leer una biografía que más o menos es la misma que se publicó en el año 2004 es la sensación vintage que deja. Umbral, aunque no quisiera admitirlo, fue el cronista de la España que va desde la Transición hasta el 2007, año en el que murió, pero que también fue el año previo a que todo empezara a hundirse. Es un autor pegado a su tiempo, lo que fue bueno, pero ahora juega en su contra porque su mundo ya no existe. Hasta hace poco sus libros de los setenta todavía eran actuales, pero ahora incluso los últimos que escribió nos parecen de lejanas calendas. Que Umbral se haya quedado tan antiguo tan rápido da fe de lo aceleradas que van nuestras vidas desde hace algo más de una década .