Xavier Zubiri es un filósofo
para los muy filósofos. Su lectura le puede resultar a los profanos una especie
de suplicio o somnífero, según pille el día. Los zubirianos no ayudan tampoco,
desde luego, ya que parecen competir por ver quién es más pelmazo y servil
recitando coránicamente al maestro, en lugar de hacerlo inteligible y fomentar
su divulgación, ya no entre el gran público (cosa que sería harto dificultosa),
sí al menos en el mundo académico y científico, donde podría aportar mucho.
Como con los zubirianos se
trata siempre de complicar el estudio para reducirse a grupúsculos cada vez más
exquisitos (o sea, marginales), siempre tienden a minusvalorar los libros más
claros de la primera época del filósofo, o los pocos de entre los posteriores
que se pueden leer sólo con unos conocimientos básicos de filosofía.
De estos últimos hay uno
especialmente sugestivo al que nadie parece haber prestado atención.
Tres dimensiones del ser
humano: individual, social, histórica
es una reunión de tres conferencias que Zubiri dio en 1974. La edición del 2006
de Alianza Editorial viene con dos introducciones, una de Jordi Corominas que
presenta el libro, y otra del propio Zubiri en el que explica claramente en qué
consiste cada parte y el sentido general de la obra. Además, después de cada
capítulo, el filósofo añade una recapitulación en la que se repasa lo dicho
hasta el momento (es raro toparse con un Zubiri tan pedagógico).
Corominas, un zubiriano fetén,
dice que no se puede considerar que sea una obra de “antropología filosófica”
porque ésta es una disciplina autónoma y aquí más bien lo que encontramos es una
“filosofía del hombre”, ya que Zubiri medita desde la metafísica o filosofía
primera. Este punto de vista de Corominas es respetable, pero no lo
acatamos. Y desde luego nos parece una cuestión secundaria y sin interés que en ningún caso amerita malbaratar el espacio dedicado a la introducción. Principalmente porque no creemos que el fondo metafísico invalide lo
que nos resulta más especialmente vigorizante de Tres dimensiones, que
es leerlo a contrapelo de los lugares comunes de la antropología filosófica,
una disciplina que por otro lado no consideramos que sea inferior que la
metafísica, como parece leerse entre las líneas de este primer preámbulo. Y porque desde luego este libro tiene demasiada enjundia como para perder el tiempo debatiendo qué etiquetas ponerle.
En la introducción ya
propiamente de Zubiri, como hemos dicho, encontramos el “argumento” general del
libro, que básicamente se puede decir que es el desmenuzamiento in extenso
del título. Comprender qué es el ser, qué es lo humano, qué es una dimensión, y
cómo la reciprocidad de las tres dimensiones en las que existe el ser humano se
unifican para darnos una definición completa del mismo (“Ninguna de estas tres
dimensiones tiene prerrogativas sobre las otras dos” nos dice).
O sea que hay metafísica pero
también hay antropología, sociología y filosofía de la historia.
Sin duda Zubiri juega con la
ventaja de haber escrito ya en los años setenta, con más recorrido y más
conocimientos científicos que sus predecesores, pero a diferencia de los
autores canónicos de antropología filosófica (Cassirer, Scheler,...), Zubiri no
piensa al hombre unidimensionalmente. No es solo un animal cultural como
característica principal, no es únicamente bilogía dotada en última instancia
de un espíritu, y no se reduce a una tabla rasa arrojada a un contexto
histórico. Es todo eso a la vez, y es más que eso.
Este libro es de una utilidad
mayúscula en nuestros tiempos. Zubiri explica con gran precisión y profundidad que
el hombre es una especie que se replica y diversifica mediante un
“esquema”(como llama al ADN); sostiene
que ya estamos en una civilización global y hay que olvidarse del volkgeist;
y que la realidad es dinámica y es actualidad, o sea que las definiciones
estáticas están de más porque todo cambia constantemente.
Ya solo queda que Tres
dimensiones del ser humano salga de los círculos en los que está encerrado.
Y que quienes piensan en el mundo lo que realmente hacemos y nos sucede hoy en
día se acerquen a él. Tendrían una fuente impagable de ideas y estímulos.