Nos vinimos a vivir a
Prosperidad hace un año porque nos ofrecieron un buen apartamento que podíamos
permitirnos; no hubo ningún otro motivo para el cambio.
Por supuesto yo encaré
la mudanza con optimismo, dispuesto a encontrarle los aspectos interesantes a
este nuevo barrio. Y al principio sí es cierto que esos pequeños detalles entrañables que tiene -y de los que hablaré otro día- me entusiasmaron.
Arquitectónicamente La Prospe es de un feísmo militante, pero atesora buena gente y sitios con leyenda.
Lo malo es que llegó la
pandemia y todo se volvió gris. Ya no se puede ir por las calles con el ánimo
despierto, queriendo escuchar a los vecinos y merodeando por sus comercios. Ahora
todo es recelo y rabia contenida.
La situación hace
además que la vida social haya disminuido, y tampoco hay mucha motivación para
hacer nada lejos de nuestros perímetros distritales.
Mi sociabilización como
padre en los tiempos del cólera consiste en recibir visitas en el barrio.
Charlie se pasa mucho por
aquí y su compañía es siempre agradable. Casi no habla del virus, hace todo lo
posible por vivir ignorándolo. Sus inquietudes existenciales han variado poco, y le encanta
acompañarme a los parques infantiles y sentirse él también un poco padre entre
los padres.
Otra cuestión es Nicasio.
Yo le tenía por una persona brillante y libre, pero desde que empezó esto vive permanentemente
asustado. Sólo ha venido un par de veces y lo ha hecho como forzado, siempre obsesionado
con las distancias y sin querer entrar en un local cerrado. Jamás se quita la
mascarilla; llevo meses sin verle la boca. Estar con él es pesado. Nada bello parece
llamar ya su atención; todo es ahora peligro viral y conspiraciones de la
extrema derecha. Su conversación se ha secado.
Me entristece verlo tan vencido y mediocre. No creo que nuestra amistad supere este período. Ya es un tópico decir que estamos en un cambio de época, pero también lo es para las pequeñas cosas como éstas.
Se refuerzan lazos, pero también hay purgas entre los seres amados.
Confío en que
Prosperidad vuelva a hechizarme.
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